Quizás el más antiguo, el mito de Homero y Penélope. La reina que tejiendo y tejiendo, espera el regreso del heroico marido.
Nardone dice que ésta es una mujer ,“llena de virtudes, es bella y elegante, sobria y esquiva en relación a otros posibles hombres que la cortejan, inteligente y autónoma, que nunca abusa de la paciencia de su pareja con sus problemas” pg. 133.
Pero tanta perfección vivida de forma cotidiana, hace que en el hombre “estallen” las más antiguas tentaciones y perversiones. Algo parecido a lo que ocurre en el modelo de la mujer-hada.
Hoy en día, Penélope no espera el regreso de su heroico marido, porque ella es la amante.
Se convierte en la amante de un hombre ya casado o con pareja, a menudo con hijos y permanece a la espera de que él abandone esa relación para irse finalmente con ella.
Aunque Penélope siempre encuentra maneras de justificar el comportamiento del hombre, la realidad es que difícilmente él dejará a la otra o a su familia. “la dulce espera se convierte en lenta y sufrida agonía” pg. 134.
Lo que ella no consigue ver es que su actitud dulce y suave, y sus encuentros llenos de magia y emoción, lo que consiguen es reforzar la otra relación, más que debilitarla.
“De hecho, con su presencia y su disponibilidad, la mujer viene a compensar las carencias de la otra relación” pg. 134
Se crea un equilibrio, en que el hombre sólo tiene ventajas y ningún inconveniente.
En este triángulo hay una gran complementariedad, tanto que si el hombre se decide por una, la otra mujer entrará en crisis. “Por tanto, o deja las dos, o a ninguna” pg. 134.
“No es casualidad, que la única salida sea representada por una tercera mujer que reúna en ella las características de las otras dos. Pero encontrarla es una empresa imposible, aún para el más genial y sagaz de los Ulises contemporáneos” pg. 135.
Este patrón es común hoy en día, quizás tanto como lo haya sido siempre. Sólo recuerdo el caso lejano de una chica enamorada de un hombre casado. Su relación se remontaba años atrás. Ella había organizado su vida a través de los encuentros con su amante. Me vienen a la memoria las justificaciones constantes de ella hacia él. Le creía y lo tomaba todo al pie de la letra. Después de años de excusas y desplantes, aún hacía planes de futuro con él. Desde fuera veíamos que ese futuro pintaba bastante “negro”.
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