Si el hada es bella, espabilada, buena, siempre motivada por las mejores intenciones”, “la que hace de la vulgaridad y de la agresividad el lema de su propio estilo de vida y su modo de relación con el otro es la bruja” pg. 77
Normalmente se viste de forma poco favorecedora y cuando habla no es para decir cosas agradables.
Al contrario de lo que se pueda pensar, este tipo de mujer atrae a tantos hombres como pueda atraer el hada. El motivo es que este tipo de mujer transgrede de forma que no lo hace ninguna otra. Si el hombre va en busca de emociones fuertes, se sentirá atraído por ella.
Otra posibilidad de relación, es con hombres que en su relación de pareja no han conseguido realizar sus fantasías transgresivas.
Sus relaciones se amplían, no quedándose en una rígida relación heterosexual, con posibles relaciones entre ambos sexos, y que pueden ser mayormente ocasionales.
El problema llega cuando por su estilo agresivo, se siente rechazada por todos. No sólo por los hombres, también por sus amigas.
En la evolución natural de este patrón, ella puede acabar abandonando este comportamiento y dulcificarse, por ejemplo, si se casa y tiene hijos. También puede acabar convertida en una moralista acérrima o con más frecuencia, pasar de ser bruja a inquisidora, “adquiriendo en este nuevo rol una renovada virginidad” pg. 79.
Me recuerda a una amiga de la infancia, con la que compartí algunos años de la adolescencia. Tenía un comportamiento duro y agresivo en general. Vestía como un chico, y era poco femenina. Su forma de caminar y moverse me recordaban a la de un caballo. A veces, en lugar de hablar, gritaba o insultaba. Sorprendentemente, tenía un enjambre de hombres alrededor. Por diversión los humillaba, otras veces los retaba o intentaba ganar compitiendo con ellos. Ella pasaba de uno a otro con pasmosa facilidad. Años después, en su juventud, su comportamiento aunque más tranquilo, seguía siendo bastante agresivo.
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