Hestia fue la diosa del hogar y los templos. Es la menos conocida de las diosas del Olimpo. Su equivalente romano fue Vesta. No fue representada en forma humana, sino como una llama ardiendo en el centro de la casa, el templo o la ciudad. El símbolo de Hestia era el círculo. Un fuego sagrado en el centro del hogar que se sentía espiritualmente, que proporcionaba calor e iluminación.
Siempre que una nueva pareja o nueva colonia establecían un hogar, Hestia les acompañaba en forma de fuego sagrado, simbolizando la continuidad en la relación y la identidad común.
La presencia de la diosa en la casa y el templo era fundamental en la vida cotidiana.
Hestia era la mayor de las tres diosas vírgenes. Pero al contrario que Artemisa o Atenea, ella no salía al mundo. Permanecía dentro de la casa o del templo.
Las diosas vírgenes tienen la cualidad de ser completas en sí mismas, y todas tenían la capacidad de enfocarse sobre lo que les importaba y concentrarse en ello.Hestia se concentraba en su interior, en su experiencia subjetiva interna.
La manera de percibir a Hestia es mirando hacia dentro, y sintiendo de forma intuitiva qué es lo que pasa. Poniéndonos en contacto con nuestros valores, y en lo que tiene significado desde el punto de vista personal. Ésto también lleva a la comprensión interna del carácter de las demás personas y a poder ver el significado de sus acciones.
Hestia también puede desapegarse emocionalmente de los demás, como Artemisa y Atenea, busca la tranquilidad serena que encuentra más fácilmente en soledad.
Es el arquetipo activo en las mujeres que consideran que llevar la casa es una actividad llena de sentido. Una mujer que tiene un sentido de armonía interna cuando realiza las tareas cotidianas, está en contacto con este arquetipo. Atender los detalles del hogar cotidianos es una actividad que centra, equivalente a la meditación. Cuando lava o pliega a ropa, o pone en orden las cosas, siente que se absorbe sin prisas y llena de paz en cada tarea.
Este arquetipo florece en la comunidades religiosas. Las órdenes contemplativas católicas y las religiones cuya práctica se basa en la meditación.
Las jóvenes que entran en un convento abandonan sus identidades previas. Se visten de la misma manera, se esfuerzan por ser desinteresadas y dedican sus vidas al servicio religioso. Por ejemplo, la mística Santa Teresa de Jesús, conocida por sus escritos extáticos, combinaba un aspecto de Afrodita y Hestia. La madre Teresa de Calcuta parece una combinación de la Deméter maternal y Hestia.
Cuando este arquetipo está presente en una mujer, los acontecimientos no tienen el mismo impacto en ella que en otras personas. Esta mujer no está "apegada" a la gente, a los resultados, a las posesiones, o al prestigio o al poder. Como su identidad no es importante, no está atada a las circunstancias externas.
El desapego le da una calidad de "sabia anciana". Es como un familiar mayor que lo ha visto todo y lo ha atravesado sin que disminuya su ánimo y con su carácter templado por la experiencia.
Los excesos de los demás arquetipos son mejorados por el consejo sensato de Hestia, una presencia que aporta una verdad u ofrece una comprensión interna espiritual.
Con Hestia en su personalidad, la vida de la mujer tiene un significado. Cuando nos sentimos en contacto con una fuente interna de calor y luz, este "fuego" calienta a aquellas personas que amamos y nos mantiene en contacto con otras personas que están lejos. En este nivel espiritual, "conexión" y "desapego" son la misma cosa.
Desde los tiempos de los griegos, las culturas occidentales pusieron el acento en la dualidad, en la diferenciación entre masculino y femenino, mente y cuerpo, activo y receptivo. En la antigua Grecia, los valores de Hestia (tradicionalmente femeninos), eran los más importantes. Desde entonces, Hestia ha sido olvidada y desvalorizada. Lo que representa ya no se venera. Si no se venera a Hestia, se pierde la importancia de ir hacia dentro para buscar paz y sentido a las cosas. Desaparece también el sentido de la familia, y "la necesidad para los ciudadanos de una ciudad, de un país, o de la tierra, de estar unidos por un vínculo espiritual común" pg. 160.
Las mujeres que no son mujeres Hestia pueden decidir pasar su tiempo "con Hestia". Para hacerlo, tienen que tomarse el tiempo y encontrar el espacio- especialmente si son mujeres orientadas hacia los otros, que están orgullosas, pero al mismo tiempo se quejan de "no tener un momento libre". O por ejemplo, doblar la ropa es una carga repetitiva para muchas mujeres, adoptando la actitud de Hestia, una mujer puede celebrar ese momento como un momento para calmar su mente. Para que Hestia esté presente, una mujer tiene que concentrarse en una tarea cada vez, una zona o una habitación a la vez. Las pautas que deben cumplirse son la suyas propias, y es ésto es una diosa virgen, no la sirviente de las necesidades o pautas ajenas, ni dominada por el reloj.
La meditación fortalece este arquetipo. Una vez empezada, suele ser una práctica cotidiana, porque proporciona un acceso a Hestia.
Hestia suele ser una mujer introvertida que disfruta de la soledad. La joven Hestia es una niña agradable, "fácil". Incluso los "terribles dos años" van y vienen con algo de tozudez o autoafirmación. A veces la gente se siente atraída por una cualidad de "alma vieja" que ella tiene. Ella hace poco por llamar la atención hacia sí misma o para evocar fuertes reacciones de los demás. Cuando se mantiene "en sí misma", puede que sea animada a salir al mundo.
La infancia de esta diosa no fue feliz. Algunas mujeres Hestia han tenido infancias paralelas a las de la diosa: malos tratos, padres tiránicos y madres ineficaces (o deprimidas). Muchas, a su propio cargo en hogares en los que no se tenían en cuenta la necesidades de los hijos. En este tipo de hogar, una mujer Hestia rechazará la emoción, retirándose hacia dentro. Se sentirá aislada de sus hermanos y de sus padres, y será verdaderamente diferente de ellos. Posee un sentimiento interno de certeza de ser diferente de los que la rodean. Así, se vuelve una "no persona", igual que la diosa.
Una mujer Hestia en una familia ordinaria, desarrollará una personalidad adaptable, será agradable y sociable. Pero internamente, es fiel a Hestia.
La adolescente se ausenta de los dramas sociales, las grandes pasiones y las alianzas cambiantes de sus compañeras. Puede ser un período de profundización de la convicción religiosa. Si va a la facultad, aprecia el anonimato de una universidad. Pero si es únicamente Hestia, no tendrá una razón personal para ir a la universidad. El desafío intelectual, buscar marido o prepararse para una profesión no le preocupan. Si va a la universidad es por que otros arquetipos son importantes en ella, o porque otras personas esperan que lo haga.
En relación al trabajo, un lugar competitivo no gratifica a estas mujeres. Ella carece de ambición y de impulso; no pretende reconocimiento, ni valora el poder. Es probable encontrarla en una oficina, en un empleo tradicional de mujer, dónde es casi invisible o apreciada como "una joya" Se mantiene al margen de los cotilleos, y proporciona un ambiente de orden y calidez.
Suelen tener unas pocas amigas con las que les gusta relacionarse de vez en cuando. Su don consiste en escuchar con un corazón compasivo, permaneciendo centrada en medio de cualquier turbación que una amiga le traiga.
En relación a la sexualidad, si el arquetipo es dominante, no es muy importante para ella. Considera la sexualidad como una experiencia agradable y cálida, también como una forma de contentar a su pareja.
En el matrimonio, encaja en la idea anticuada de "una buena esposa". La fidelidad de su marido no es importante para ella, y no existe la tentación de ser infiel si no se ve afectada por Afrodita. Sin su marido, no perdería el sentido de su vida o sus metas. Hestia se definiría como "ama de casa".
En relación a los hombres, atraen a hombres seducidos por mujeres tranquilas, autosuficientes y que pueden ser buenas esposas. A veces son hombres que miran a las mujeres como "buenas" (si no tienen experiencia sexual) o "sueltas". Esta clase de hombres se casa con mujeres del primer tipo y tiene aventuras con el segundo. Como muchos matrimonios tradicionales, que tienen la unión de hombre-de-negocios-viajero-comunicador y mujer Hestia. Ella tiene autonomía en el hogar, y el sostén económico para hacer lo que realmente le importa. Su destino parece el de permanecer anónima, a pesar de ser fundamental.
Ella puede ser una excelente madre, especialmente si tiene algo de Deméter. Pero su amor puede ser algo impersonal y carente de expresión. No tiene grandes ambiciones para sus hijos, y les permite ser ellos mismos. Pero no es de mucha utilidad para ayudarles en situaciones competitivas. De mayores no tienen problemas importantes que resolver con sus madres.
En la mediana edad, si está casada, está contenta en su papel de ama de casa, sino puede ser una "tía soltera" y no sale a la caza de un hombre. Puede que entre formalmente en un convento, como una transición natural para ella. En la vejez, sabe envejecer armoniosamente. Se adapta a vivir sola o puede que haya vivido siempre así. Siempre hay algo "viejo y sabio" en ellas.
Como dificultades psicológicas, vivir como Hestia, significa permanecer voluntariamente velada, anónima. Muchas mujeres conocen las desventajas de este papel. Puede quemarse si siente que sus esfuerzos no tienen sentido, o son inútiles para ella.
Carece de capacidad de afirmación, y no habla si se siente descartada o desvalorizada.
Ella expresa de manera indirecta su amor y preocupación por los demás, el dicho "la procesión va por dentro" describe los sentimientos introvertidos de Hestia. La soledad puede hacerse muy extrema si las personas que ella quiere no se dan cuenta de cómo ella siente. Pero también es triste cuando alguien quiere ser amado por una mujer Hestia: es amado, pero nunca está seguro de ello. Ella debe aprender a expresar sus sentimientos de manera que las personas que quiere puedan saberlo.
La desvalorización de Hestia: dentro de un convento o en la institución del matrimonio-cuando eran compromisos para toda la vida- había un sitio seguro para que prosperara su espíritu. Sin la seguridad de las instituciones para toda la vida, ella puede estar en desventaja. Se siente como una tortuga sin caparazón. "Con facilidad, la desvalorizan y miran por encima del hombro los triunfadores, las personas que todo lo hacen bien y los árbitros sociales". Ésto tiene un efecto negativo en su autoestima." Puede sentirse fuera de situación, inadaptada e incompetente, si adopta las pautas de los demás y las aplica a sí misma" pg. 175.
Como desarrollo personal, sus problemas empiezan cuando sale del santuario de su casa o del templo para hacer su camino en el mundo. Estará fuera de lugar, hasta que desarrolle otros aspectos de su personalidad.
A ella no le interesa quién es quién o causar una buena impresión. Estas capacidades no le llegan de manera natural y tiene que aprenderlas. Este proceso suele ser muy doloroso. Se reflejan en pesadillas en las que se encuentra desnuda o sólo vestida a medias. Ella "revela" demasiado de sí misma, es demasiado honrada, lo que permite ver a la gente lo que otros ocultarían en a misma situación. Debería aprender a llevar una "máscara" (significa persona en latín), y probar una serie de ellas en diferentes situaciones hasta que descubra un estilo que le sea natural, una vez que "se lo ha puesto" suficientes veces.
Más allá de la "máscara", necesitará adquirir la capacidad de expresarse con firmeza; tener una aspecto activo si va a interactuar con los demás, o a hacerse cargo de sí misma en el mundo.
Hestia representa el Ser, si somete su experiencia interna al escrutinio de la razón, se descarta lo que ella siente a menos que se apoye en pruebas evidentes. También corre el peligro de verse "ahogada" por sentimientos. Puede soñar con una enorme ola que se le viene encima". En la vida real, la preocupación por una situación emocional puede apartarla de sentirse centrada. Si el remolino la conduce a la depresión, ésta puede apagar "el fuego en el centro del hogar de Hestia"". Si se ve amenazada por estas dos fuerzas, necesita buscar su integridad en la soledad. "En la tranquilidad silenciosa puede encontrar de manera intuitiva, una vez más, su camino de vuelta al centro" pg.180.
Este arquetipo se puede relacionar con la Remera, o la Sanadora de heridas de Giorgio Nardone, se trataría de una "muller fortis".
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