La diosa Perséfone, que los romanos llamaban Proserpina o
Cora. Fue venerada como la “doncella” o la Koré (que significaba joven adolescente), y como
reina del mundo subterráneo. Era una esbelta y bella diosa, que reinaba sobre
las almas muertas, guiaba a los vivos que visitaban el mundo subterráneo, y
pide para sí lo que desea.
Si Perséfone proporciona la estructura de personalidad de
una mujer, predispone a no actuar, sino a dejarse actuar por los demás. También
hace que la mujer parezca eternamente joven.
Como doncella y reina del mundo subterráneo, las mujeres
pueden ser influenciadas por uno o los dos aspectos del arquetipo.
La Koré, es la “doncella sin nombre”, representa a la joven
adolescente que no sabe quién es y no es consciente de sus deseos y sus
fuerzas. “Hagan lo que hagan no parece que sea “de verdad””. “Algunas mujeres
tienen una actitud de eternas adolescentes, indecisas sobre qué o quien quieren
ser cuando “crezcan”, a la espera de que alguien o algo transforme sus vidas”
pg. 264.
La hija tipo Perséfone quiere agradar a su madre. Puede que
la madre parezca fuerte e independiente, pero necesite a su hija cerca y
refuerce la dependencia. A veces, el padre es dominante y entrometido y hace
que su hija sea dependiente. Su actitud también puede ser engañosa y encubrir
un apego emocional respecto a su hija.
Pero la cultura también refuerza este arquetipo, dónde la
pasividad y la dependencia de las mujeres se equiparan a la femineidad.
La receptividad innata de la mujer Perséfone, la hace muy
maleable. Su patrón de comportamiento es como el de un “camaleón”, para
“probarse” cualquier cosa que los demás esperen de ella.
En Japón, la mujer ideal se parece a Perséfone. Es
silenciosa, recatada, complaciente, “permanece con encanto en segundo plano,
pero se anticipa a las necesidades de los hombres y externamente acepta su
destino” pg. 267.
Como arquetipo del mundo subterráneo puede representar al
inconsciente, o el lugar dónde los recuerdos y sentimientos han sido
“enterrados”. Perséfone puede ir y venir entre la realidad y el inconsciente.
Perséfone es familiar para muchas mujeres en la etapa de
juventud, cuando eran indecisas y estaban llenas de posibilidades. También se
puede reactivar en las mujeres tras un tiempo de pérdida y depresión, para
volver a ser receptiva a nuevos cambios.
Las mujeres que tienen a Perséfone pueden estar receptivas
al cambio y jóvenes de espíritu toda la vida.
Las mujeres tipo Atenea o Artemisa que saben lo que quieres
y son centradas, pueden desarrollar a Perséfone, para saber esperar a que las
situaciones cambien o los sentimientos se clarifiquen, Las mujeres tipo Hera o
Deméter que pueden quedar atrapadas en sus expectativas, pueden dar más valor a
la receptividad, reteniéndose de emitir juicios críticos.
También desarrollando una actitud receptiva y benevolente
hacia una misma, en vez de ser impaciente y autocrítica.
Perséfone puede parecer más joven de lo que es, o algo
“infantil” en su personalidad. “Una especie de “cuida de mi”, que puede permanecer
en la mediana edad y posteriormente” pg. 271.
La niña Perséfone es una “niña buena”, que quiere agradar,
hace lo que le dicen, y se pone lo que eligen para ella.
Si a la niña Perséfone se la ayuda, puede aprender a confiar
en su interior para saber qué quiere hacer. Si se la presiona a actuar, hará lo
que quieren los demás y aprenderá a ser pasiva.
Una hija Perséfone no suele contradecir la impresión de que
quiere las mismas cosas que su madre quiere para ella. Es común el modelo de
relación Deméter-Perséfone, en que la madre trata a la hija como una extensión
de sí misma. Si es una madre tipo Atenea, se preguntará “Cómo he podido tener
una princesa así?”. Muchas Perséfone no tienen relaciones cercanas con sus
padres, por que sea un marido tradicional o por ser desalentados por la
posesividad de la madre hacia la hija.
En la adolescencia, un padre o una madre muy entrometidos
perturban el desarrollo de su hija. Puede que vaya a la universidad, pero puede
distraerse con facilidad y/o le falta confianza.
Tiende a tener varios trabajos, más que permanecer en un a
profesión, “y gravita alrededor de donde se encuentra su familia o amigas” pg.
275. Puede que sea despedida por no cumplir lo plazos o faltar mucho al
trabajo. En tareas a largo plazo, suele ir retrasándolas como si esperase que a
ser rescatada de la tarea o como si tuviera todo el tiempo del mundo. Tiene
mejores resultados en trabajos que no exigen iniciativa, o capacidades de
supervisión. Si ella madura hasta convertirse en reina del mundo subterráneo,
puede que entre en un mundo creativo o espiritual y trabaje de terapeuta,
persona psíquica, o artista.
Esta mujer está a gusto con mujeres que son como ella. Si la
han tratado como a una persona frágil, “considerará el tratamiento como algo
que se le debe” pg 276. Su amiga más íntima suele ser alguien de fuerte
personalidad, ya que ella evoca respuestas maternales de otras mujeres.
Tres clases de hombres son atraídos por mujeres Perséfone, los
que son jóvenes e inexpertos como ella; “hombres rudos”; y los hombres que se
encuentran incómodos con mujeres maduras.
La relación con un hombre puede ser la manera de que
Perséfone se separe de una madre dominante. Puede pasar a ser el objeto a
poseer en una lucha entre la madre y el hombre. A veces Perséfone escoge a un
hombre de una clase social o raza diferente. Puede que la madre no apruebe su
personalidad, porque sea “rudo” o desconsiderado, pero la capacidad para
oponerse a su madre es una de las razones por las que la hija se vio atraída
por él.
Si ella consigue separarse de su madre, cambiará para no ser
la persona complaciente que fue anteriormente.
Su sexualidad puede estar dormida, a la espera de ser
despertada. Cuando despiertan a la sexualidad, tiene un efecto positivo en su
autoestima.
El matrimonio es algo que le pasa, cuando un hombre la
convence para que diga que “sí”. Ceden ante la persona más fuerte, y son
elegidas por los hombres, no al revés. Casada, puede que se vea “atrapada”
entre su marido y su madre. O puede que se transforme y evolucione, y se
activen arquetipos de Hera, Deméter o Afrodita.
Un marido recién casado describía:”Me trata como si yo fuera
el responsable de haber arruinado su vida, cuando todo lo que había hecho era
enamorarme de ella y querer casarme” pg. 280. Estas mujeres se casan con
reservas mentales, está parcialmente comprometida. Puede pasar parte de su
tiempo casada, y el resto fantaseando sobre otros hombres.
Si es madre, puede seguir siendo una hija que piensa en su
madre como una “madre real” y de ella misma como en alguien que está jugando el
papel. Los hijos pueden reaccionar de formas diferentes, si tienen una
personalidad más fuerte, pueden acabar diciéndole lo que tiene que hacer. Estas
hijas pueden decir: “Yo no tuve madre, era
la madre” pg. 281. Si ambas son Perséfone, se vuelven parecidas y se hacen
mutuamente dependientes.
Si tienen hijos seguros de sí mismos pueden sentirse tratadas
como víctimas o “desbordadas”. Ella no mostrará “quién es el que manda”, puede
que se sienta impotente y no pueda establecer límites. O puede buscar una
manera indirecta para cambiar el foco de atención: mimarle para que cambie de
humor, engatusarle para que cambie de idea, distraer su atención o disgustarse
para que se sienta culpable o avergonzado.
Algunos hijos evolucionan positivamente, ya que sus madres
son respetuosas con ellos y admiran en ellos el espíritu de independencia que a
ellas les falta. También pueden nutrir la imaginación de sus hijos, por
llevarles a valorar su vida interna.
Cuando envejece, puede obsesionarse con cada arruga y línea
de la cara. Pueden surgir depresiones, cuando toma conciencia de que los sueños
que tuvo como algo posible están ya fuera se su alcance. Si está identificada
con la “doncella”, puede que niegue la realidad, se haga un “lifting”, o se peine
y se vista como si fuera más joven. Es vulnerable a la depresión, y puede que
su comportamiento se vuelva cada vez menos adecuado.
Si ha madurado y ha tomado responsabilidades, puede evitar
la depresión y marcar el final de una larga adolescencia.
En la vejez, si ha evolucionado, puede parecer una anciana
sabia y espiritual que ha superado sus miedos a envejecer y morir. En el peor
de los casos, puede que nunca se recupere de una depresión, y quede derrotada y
cautiva en su propio mundo.
Como dificultades de
personalidad, puede ser fácilmente dominada por los demás, y tener falta de
dirección y de impulso. Pero también es la diosa presenta más salidas de crecimiento
personal.
“Ella vive en una Tierra
de Nunca Jamás, como Wendy con Peter Pan, jugando sin rumbo en la vida” pg.
284. Si quiere evolucionar, tiene que volver, como Wendy. Para crecer, ella
debe aprender a comprometerse, acabar los estudios, permanecer en un trabajo,
casarse, o criar a un hijo, son cometidos difíciles para ella. “Debe luchar
contra la indecisión, la pasividad y la inercia” pg. 284.
En relación al matrimonio, debe oponerse al presupuesto sin
fundamento que el matrimonio es siempre algo contra lo que hay que luchar o que
hay que sufrir.
“El carácter taimado, la mentira y la manipulación son
problemas potenciales de su carácter… Pueden aprender a conseguir lo que
quieren de manera indirecta” pg. 286. Suelen evitar el enfado, y se sienten
dependientes de la generosidad de otras personas que perciben con más poder.
El narcisismo es otro punto a superar, suelen estar tan
centradas en sí mismas que pierden su capacidad para relacionarse con los
demás. Sus pensamientos están dominados por cuestiones sobre sí mismas: ¿Qué
aspecto tengo?, ¿Soy suficientemente lista?, … Su energía se dirige al
maquillaje o la ropa, y la gente sólo existe para darles reflejos de ellas
mismas”.
Ella puede sufrir depresión cuando está limitada o dominada
por otros que mantienen su dependencia. Si se deprime, es una depresión casi
oculta, “como el trabajo de la carcoma en la madera” pg. 287. Su personalidad
se retrae, su pasividad se hace mayor y sus emociones inaccesibles. “Es como
mirar una flor marchita” pg. 287.
Al contrario que la mujer Deméter deprimida, que no pasa
desapercibida y ejerce una gran efecto en los que la rodean. Antes de estar
deprimida pudo haber sido una persona esencial y con mucha energía, y se
produce un cambio espectacular en su comportamiento. Pero Perséfone nunca tomó
responsabilidades, y simplemente se marchita un poco más. Si Deméter se
deprime, hace que los demás se sientan culpables, impotentes o se enfaden con
ella por el reproche que suscita. Perséfone no crea estos sentimientos en los
demás. Ella se siente culpable y merecedora de reproche. “Con frecuencia se siente
culpable por algo que dijo, pensó o hizo.” pg 288. Deprimidas pueden retirarse
a un mundo de vida imaginaria, dónde sólo ellas tienen acceso. Algunas son
susceptibles a la psicosis, a vivir en un mundo interno lleno de imágenes
simbólicas y con percepciones alteradas de ellas mismas. Si entra en la
psicosis y la supera, puede emerger más evolucionada y con una conciencia mayor
de ella misma.
Como vías de desarrollo
personal, Perséfone debe luchar con la “doncella” que lleva dentro. Decidir
casarse, y así madurar, o embarcarse en una carrera profesional y permanecer en
ella.
También puede evolucionar cuando se enfrenta a la vida por
sí misma, puede que sea después de divorciarse. No se transforman con el
matrimonio, y cuando se divorcia se tiene que enfrentar a la necesidad de trabajar
o a pagar las facturas. Ya no tienen a nadie que haga las cosas por ellas o
nadie a quien culpar.
También puede evolucionar si activa el arquetipo de otras
diosas en ella. Si su sexualidad está dormida, puede despertar a ella y tener
una conexión con Afrodita. Se puede transformar en una señora sensual y
atractiva.
Algunas mujeres Perséfone pueden desarrollar las cualidades
de una sacerdotisa y ser guiadas por el espíritu, desarrollar su capacidad
psíquica que le facilita la recepción de percepciones extrasensoriales. Como
alguien que ha tenido experiencias sobrecogedoras, visiones o alucinaciones,
puede transmitir lo aprendido a través de ellas y convertirse en una guía
espiritual para los demás.
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